" El arte moderno es un arrebato del corazón ". Así definía Henri Matisse (1869-1954) la esencia de su pintura articulada sobre la emoción. Alejado del genio, proveniente de una familia de tejedores, valoraba el trabajo y podría considerarse que era " un antivirtuoso ", según Aurélie Verdier , comisaria de la exposición que se ha inaugurado en Madrid.

Nacido en Picardia, en el Norte de Francia, se mudó a Niza en busca de la luz del Mediterráneo y construyó su carrera paso a paso. La muestra que le dedica CaixaForum Madrid, en colaboración con el Centro Pompidou, selecciona obras de todas sus épocas, que se pueden contemplar junto a grandes figuras del siglo XX. Se pueden comparar tres bodegones en los que Françoise Gilot comparte la empatía de Matisse hacia los objetos, mientr

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