El 2 de noviembre de 2024, cuando huyó a Nicaragua donde encontraría asilo político, el entonces director nacional de Inteligencia Carlos Ramón González era objeto de un seguimiento por parte de una agencia del gobierno miraba de cerca sus movimientos patrimoniales que en este momento registraban al menos cuatro operaciones consideradas inusuales y sospechosas por su cuantía.

La tarea estaba a cargo de la Unidad de Información y Análisis Financiero (UIAF), una agencia adscrita al Ministerio de Hacienda, cuya génesis estaba en la lucha del Estado contra las economías ilegales y el lavado de activos.

Este cargo tenía como a Luis Eduardo Llinás , un contador público con todas las credenciales profesionales pero sobre todo contaba de la confianza de Petro. Nativo de Ciénaga de Oro y contad

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