Vladimir Guerrero Jr . no necesitó más que un lanzamiento para cambiar el rumbo. En el tercer inning, con un breaking ball que se deslizó demasiado cerca del borde del strike zone, el dominicano lo envió como un misil hacia el left-center. La pelota rozó el techo del estadio y cayó entre los gritos de una minoría azul que, por primera vez en horas, respiró. Era su séptimo jonrón en esta postemporada. Ningún jugador de los Blue Jays lo había hecho antes.
El duelo no era solo entre dos estrellas, sino entre dos realidades: la de un equipo que venía de perder 18 entradas en un partido que parecía eterno, y la de un fenómeno que había roto récords en menos de una semana. Ohtani, con una velocidad promedio de 97.6 mph —menos que su promedio de temporada—, siguió siendo preciso. Pero la p

El Diario de Sonora

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