Fue el silencio tenso, casi reverente, que precede a la decisión. Con el marcador empatado a 98 y menos de dos minutos para el final, el Thunder no buscó la jugada más espectacular. Buscó la más fría. La más calculada.

“No necesitamos que alguien haga magia. Necesitamos que alguien haga su trabajo” , dijo el entrenador Mark Daigneault después del partido. Y ese trabajo lo hizo Shai Gilgeous-Alexander . No con una exhibición de acrobacias, sino con una serie de tiros limpios, sin rechazos, sin distracciones. Cuatro de seis en el último cuarto. Nueve puntos en los minutos decisivos. Sin un solo fallo en tiros libres. Ni un solo pase mal ejecutado.

Detrás de él, el equipo se movía como un mecanismo ajustado a la perfección. Aaron Wiggins y Ajay Mitchell no solo anotaron 1

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