Hace un año, dejó a su paso un rastro de destrucción y desamparo en varios municipios valencianos. Las lluvias torrenciales inundaron hogares, arrasaron cosechas y pusieron a prueba la capacidad de respuesta de las instituciones y de la propia sociedad civil . Entre quienes se movilizaron para atender a los más vulnerables estuvo el Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) , una organización que, más allá de las emergencias, trabaja cada día por la defensa de los derechos de las personas migrantes y refugiadas.

Hoy, un año después, la emergencia ha dado paso a la reconstrucción, pero también a la reflexión. ¿Qué hemos aprendido como sociedad de aquella catástrofe? Para averiguarlo, LA RAZÓN ha hablado con Cecilia Villarroel , directora de la delegación del SJM en Valencia, que vivió d

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