El embajador de EE.UU. en México, Ronald Johnson, fue citado a la sede de la Secretaría de Relaciones Exteriores de ese país para exponer detalles del controvertido operativo contra el narcotráfico que dejó un sobreviviente en aguas internacionales. 

El martes por la noche, el gobierno mexicano detalló que el encuentro con el diplomático había sido presidido por el canciller Juan Ramón de la Fuente y el Secretario de Marina Almirante, Raymundo Pedro Morales Ángeles, por órdenes de la mandataria Claudia Sheinbaum, para "fortalecer la cooperación bilateral" en materia marítima.

"En un ambiente de cordialidad, las partes coincidieron en que la principal prioridad es la salvaguarda de la vida humana en el mar, así como el respeto pleno a la soberanía nacional, reafirmando el compromiso con el entendimiento y la cooperación que históricamente han caracterizado la relación entre ambas naciones", reza el texto oficial.

La víspera, la Armada de México encabezó una operación de "búsqueda y rescate marítimo" de un náufrago , tras una solicitud de la Guardia Costera de EE.UU., luego de que el secretario de Guerra estadounidense, Pete Hegseth, informara de "tres ataques letales" contra cuatro embarcaciones que "traficaban con narcóticos en el Pacífico Oriental".

Según el parte estadounidense, la operación habría dejado 14 "narcoterroristas" muertos y un sobreviviente. "Las autoridades mexicanas de búsqueda y rescate aceptaron el caso y asumieron la responsabilidad de coordinar el rescate",   precisó el secretario en un mensaje.

El martes por la noche, las autoridades mexicanas "reiteraron" ante EE.UU. su compromiso de "actuar con profesionalismo, diálogo y cooperación institucional", para que el país latinoamericano "mantenga un papel constructivo, colaborativo y sólido en la seguridad marítima compartida".

Bombardeos letales

Este tipo de operativos letales se han vuelto frecuentes desde  el inédito despliegue de Washington frente a las costas de Venezuela , anunciado en agosto, que ha sido calificado por Caracas como una "amenaza" a su seguridad. Organizaciones de derechos humanos  han cuestionado  la desproporción de los ataques, ya que constituirían  ejecuciones sumarias y masacres  que vulneran el derecho internacional.

No está del todo claro cuántas personas han sido ultimadas en los bombardeos estadounidenses contra las pequeñas embarcaciones,  tildadas de "narcolanchas ", en aguas caribeñas y del Pacífico, pero según balances de la prensa, las víctimas letales ya ascienden a más de 50.

La semana pasada, en uno de los ataques  reportados  por  EE.UU.  y en el que murieron dos personas,  hubo dos   sobrevivientes : uno de nacionalidad colombiana y otro ecuatoriano, acusados de transportar drogas y repatriados a sus países de origen. Uno de ellos fue liberado por la Fiscalía, al concluir que no había pruebas de que hubiese perpetrado un delito.