¿Y si los extraterrestres están por todas partes, pero somos cognitivamente incapaces de percibirlos? Un filósofo serbio ha propuesto una inquietante solución a la Paradoja de Fermi : la respuesta no está en el universo, sino en los límites de nuestro propio cerebro.

¿Dónde está todo el mundo? La Paradoja de Fermi es uno de los interrogantes más famosos de la ciencia moderna. El universo es inmenso y antiquísimo. Las luces que vemos en el cielo son miles de millones de galaxias y billones de planetas. Por mera estadística, la vida inteligente debería ser común.

Si esto es así, ¿por qué no hemos encontrado la más mínima evidencia de ella?, ¿por qué no vemos sus megaestructuras, no captamos sus señales ni hemos recibido visitas? "¿Dónde está todo el mundo?", se preguntó en 1950 el físic

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