En un contexto económico cada vez más complejo, la educación financiera se convierte en una herramienta fundamental para la ciudadanía. Las instituciones públicas tienen la responsabilidad de promover una divulgación económica clara, accesible y constante que ayude a las personas a comprender los fenómenos que afectan directamente a su vida diaria. Saber interpretar conceptos como la inflación, la deuda o el crecimiento económico no debería ser exclusivo de especialistas, sino parte de una cultura económica que permita tomar decisiones más informadas y responsables. Una población bien formada en estos temas contribuye a una sociedad más estable y participativa en la vida económica del país.

Además, en una sociedad donde las noticias financieras se multiplican a gran velocidad, la falta

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