Hay perros que viven por y para su pelota. Que la buscan incluso dormidos, que no entienden el paseo si no hay lanzamiento de por medio, que se quedan mirando el cajón donde se guarda como si allí dentro latiera algo vivo. A estos perros, en el argot del adiestramiento profesional, se les llama ‘ball junkies’, literalmente, adictos a la pelota. Hasta ahora, esa expresión era una exageración coloquial, pero hoy, la ciencia empieza a tomarla en serio.

Un estudio reciente de la Universidad de Berna en colaboración con la Universidad de medicina veterinaria de Viena, ha analizado por primera vez si los perros pueden desarrollar un patrón de relación con sus juguetes parecido a las adicciones conductuales humanas. Los resultados invitan a reflexionar, ya que algunos perros muestran una fijació

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