SANTIAGO DE CUBA, Cuba — Residentes en el norte del Caribe se afanaban el jueves por recuperarse de la destrucción causada por Melissa, mientras aumentaban los fallecidos a causa del catastrófico ciclón.

El estruendo de la maquinaria pesada, el zumbido de motosierras y el ruido de los machetes resonaban en todo el sureste de Jamaica mientras trabajadores gubernamentales y vecinos comenzaban a despejar las carreteras para llegar a las comunidades aisladas que sufrieron el impacto directo de una de las tormentas más poderosas jamás registradas en el Atlántico .

“Ahora no tengo casa”, señaló un angustiado Sylvester Guthrie, que vivía en la localidad jamaiquina de Lacovia, en la parroquia sureña de St. Elizabeth, mientras se aferraba a su bicicleta, la única posesión de valor que le qued

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