Algunos están empezando a sospechar –y motivos no les faltan-- que las comisiones de investigación en el Parlamento, en el Senado, son una herramienta concebida para tres cosas, y ninguna de las tres es averiguar ninguna oculta verdad gracias al interrogatorio de sus señorías a los comparecientes. Y esas tres cosas son:

1.-- Que los participantes se luzcan.

2.-- Que cobren un plus (de ahí que se llamen “comisiones”).

3.-- Degradar todo lo posible al investigado.

Y algunos observadores (entre los que me cuento) de desconfianza que roza con la paranoia, sospechan que hay un cuarto motivo para la existencia de las comisiones de investigación: nuestros congresistas y senadores son todos agentes de Putin, el autócrata ruso les paga para que desmoralicen al personal. Su siniestra tarea es in

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