**Doral, la "Doralzuela" en crisis por la inmigración**

En Doral, Florida, un suburbio conocido como "Doralzuela" por su gran población venezolana, los negocios enfrentan una crisis sin precedentes. Alexis Mogollón, propietario del restaurante El Arepazo, observa cómo sus ventas han caído a niveles históricos. El local, que solía estar lleno de clientes, ahora presenta un estante casi vacío y una notable ausencia de comensales. Esta situación refleja el nuevo éxodo de inmigrantes venezolanos, quienes temen ser deportados debido a las estrictas políticas migratorias del Gobierno de Estados Unidos.

Doral, con una población de poco más de 76.000 habitantes, ha sido un refugio para familias venezolanas que buscan una vida mejor. Sin embargo, la incertidumbre generada por las medidas del Gobierno de Donald Trump, que busca poner fin al Estatus de Protección Temporal (TPS) para muchos venezolanos, ha llevado a un aumento en la migración. Ana Cristina Barreto, agente de bienes raíces, señala que las propiedades en Doral, que antes se alquilaban rápidamente, ahora permanecen vacías durante meses. "Esto es atípico; yo nunca había visto esto. Es un fenómeno rarísimo", afirma.

La comunidad venezolana, que representa cerca del 40% de los habitantes de Doral, ha hecho de este lugar su hogar. Sin embargo, el miedo a las redadas de inmigración ha llevado a muchos a evitar salir, afectando gravemente la actividad económica de los restaurantes y comercios locales. Mogollón menciona que es común recibir llamadas de amigos preocupados por posibles redadas: "¿Te cayó Inmigración? ¿Hicieron alguna redada allí?".

El Ayuntamiento de Doral ha tomado medidas para abordar esta crisis. En abril, aprobó un acuerdo con el Gobierno federal para colaborar con el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE). La vicealcaldesa Maureen Porras advirtió que la economía de Doral se paralizaría si los beneficiarios del TPS fueran deportados, afirmando que "la comunidad venezolana es la que construyó esta ciudad".

El mercado inmobiliario también se ha visto afectado. Las casas y apartamentos que antes se alquilaban en días ahora están congelados. Barreto, quien ha trabajado en el sector durante más de nueve años, asegura que la situación actual no tiene comparación con la crisis provocada por la pandemia de COVID-19. Las operaciones de compra y alquiler se han detenido, y muchos propietarios no saben cómo enfrentar sus hipotecas si no logran alquilar sus propiedades.

Mogollón, quien ha vivido en Doral durante décadas, expresa su preocupación por el futuro de su negocio y de la comunidad. A pesar de la caída de ventas, que ha alcanzado el 68% desde abril, él y otros propietarios de negocios continúan haciendo sacrificios para mantener sus puertas abiertas. "Estamos haciendo un gran sacrificio por la comunidad; nadie se imagina los sacrificios que se han tenido que hacer para tener todavía esas puertas abiertas", concluye. La situación en Doral es un reflejo de los desafíos que enfrentan muchos inmigrantes en Estados Unidos, donde la incertidumbre y el miedo a la deportación marcan su día a día.