Dos hombres británicos de 32 y 35 años fueron detenidos tras protagonizar uno de los ataques más graves de los últimos años en Inglaterra, al apuñalar a pasajeros de un tren que se dirigía a Londres, dejando al menos diez heridos, dos de ellos en estado crítico. La policía descartó que se trate de un atentado terrorista, aunque las investigaciones continúan abiertas.

El superintendente de la Policía de Transportes, John Loveless, informó que “nada sugiere que esto sea un incidente terrorista” y subrayó que ambos detenidos son ciudadanos británicos nacidos en Reino Unido. El hecho ocurre en un contexto de creciente tensión social por la retórica antiinmigrante, alimentada por ataques previos cometidos por solicitantes de asilo.

Pese a las detenciones, los sospechosos —uno de raza negra y

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