El más importante de los problemas que ha sufrido el Real Zaragoza en este inicio de temporada se puede resumir en una acción muy gráfica del partido contra el Deportivo de La Coruña. Corría el minuto 26 cuando Insua lanzó un balón en profundidad con toda la intención. En tres cuartos, Guti lo amortiguó con el pecho para reorientar la jugada de cara. Recibió falta. Ais Reig aplicó la ley de la ventaja cuando el balón le cayó en los pies a Francho, que se inventó un excelente servicio en profundidad que eliminó todas las líneas de defensa rivales.
Rompiendo al espacio, Toni Moya se quedó delante de Germán Parreño. Un mano a mano de los de toda la vida. Solo. Más solo, imposible. Solo como la una. Una ocasión clamorosa, de las que uno se imagina cuando sueña con una oportunidad de go

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