La operatividad del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) se mantiene bajo mínimos y con el funcionamiento del servicio sumida en el caos pese al ímprobo esfuerzo de su plantilla por los problemas de funcionalidad desde que se instaló el nuevo sistema informático ALMA a finales del pasado ejercicio.

Pese a que desde la implantación los problemas fueron «muy graves y evidentes», señalan a LA RAZÓN fuentes sindicales de la institución, «se ignoraron todas las denuncias que los trabajadores transmitían a sus superiores y ya vamos tarde».

La dirección del servicio ha tardado casi un año en determinar todos los fallos que se han ido acumulando y en tomar medidas, que pasan por la aplicación de más de un centenar de retoques en su sistema informático para intentar poner coto al caos

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