“A mí me podrán matar, a mí me podrán levantar, a mí me podrán intimidar o amenazar, pero afuera, hay un pueblo que exige justicia”, son palabras que aun retumban en las mentes de los que seguimos y admiramos la lucha del extinto alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, contra la corrupción de policías y políticos, y contra la delincuencia en su municipio y Michoacán entero.

Un sentimiento de impotencia e incredulidad se dejó sentir este sábado negro.

La noticia de su muerte se regó como un polvorín; las redes sociales se incendiaron, metafóricamente hablando; horas antes, otra terrible tragedia, acá en Hermosillo, había cimbrado no solo las estructuras de un edificio comercial, sino la vida de muchas familias que perdieron a sus seres queridos en la explosión e incendio en la tienda Waldo´s.

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