La política estadounidense se encuentra en un momento crítico. El cierre del Gobierno, que ya dura 34 días, está a punto de convertirse en el más largo de la historia. Esta situación tiene profundas implicaciones para la segunda presidencia de Donald Trump y para ambos partidos, mientras millones de estadounidenses enfrentan dificultades económicas.
Janis, una trabajadora federal, expresó su frustración: “Da la sensación de que al Gobierno no le importa. Se acercan las fiestas y la gente va a pasar hambre. Somos la tierra de las oportunidades, y no lo parece”. Esta crisis ha dejado a muchos sin salarios y con el riesgo de perder su cobertura médica y asistencia alimentaria.
Trump, por su parte, parece ignorar el impacto del cierre en su imagen pública. Mientras millones sufren, organizó una ostentosa fiesta de Halloween en su club de Florida y se mostró indiferente en una reciente entrevista, donde afirmó que los demócratas “tendrían que” capitular para reabrir el Gobierno.
El presidente ha complicado la situación al instar a los senadores republicanos a romper la regla del obstruccionismo parlamentario, lo que ha generado preocupación entre los líderes del partido sobre las posibles repercusiones en futuras elecciones. “Los republicanos tienen que endurecerse. Si acabamos con la obstrucción parlamentaria, podremos hacer exactamente lo que queramos”, dijo Trump.
Las elecciones que se celebrarán este martes en Virginia y Nueva Jersey se presentan como un primer veredicto sobre el segundo mandato de Trump. Los demócratas lideran las encuestas, y la contienda por la alcaldía de Nueva York podría dar lugar a nuevas figuras dentro del partido.
Mientras tanto, en California, los votantes decidirán sobre un rediseño del mapa electoral del Congreso, lo que podría beneficiar a los demócratas. Esta situación se desarrolla en un contexto de creciente malestar por el cierre del Gobierno, que comenzó el 1 de octubre.
La Corte Suprema también se prepara para escuchar argumentos sobre los aranceles de Trump, lo que podría desencadenar un nuevo enfrentamiento con el poder ejecutivo. La crisis se agrava con la posible suspensión de cupones de alimentos para más de 40 millones de personas, lo que ha llevado a los demócratas a acusar a Trump de retener fondos de emergencia.
Hakeem Jeffries, líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, afirmó: “Queremos asegurarnos de poder abordar de manera decisiva la crisis de atención médica republicana, que está afectando gravemente a la gente en todo el país”. Sin embargo, la paralización del Gobierno ha resultado en la suspensión temporal de empleo para millones de trabajadores federales.
El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, argumentó que la privación generalizada no habría ocurrido si los demócratas hubieran aceptado las demandas republicanas. “No entiendo cómo pueden creer que están ganando, si de verdad lo consideran un juego”, dijo Johnson.
La situación actual refleja la polarización política en EE.UU. y plantea serias preguntas sobre el futuro de ambos partidos en un contexto de crisis y elecciones inminentes. La presión para resolver el cierre del Gobierno se intensifica, mientras los ciudadanos continúan sufriendo las consecuencias de esta prolongada disputa política.

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