Esa dramática afirmación no es mía, gracias a Dios. Es del escritor y periodista argentino Martín Caparros. Y está contenida en su más reciente libro, que en este caso bien puede ser el último, titulado “Antes que nada”.

A Caparros lo conocí en uno de los festivales Gabo, a los que suele acudir para compartir sus experiencias profesionales. Es de esos seres que de entrada no pueden pasar inadvertidos. Mide 1.85 metros de altura, es totalmente calvo y su rasgo más distintivo es su bigote. En realidad, no sé cómo describir ese bigote. Tiene unas puntas como las de Dalí, pero es mucho más grueso.

Como todo porteño que se respete, Caparros es dueño de una labia deliciosa. Es un gusto escucharlo, por la forma y por el fondo, como pude hacer en un par de ocasiones.

Y a raíz de esas charlas me

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