México fue campeón del mundo Sub-17 por primera vez en 2005 . Aquella generación, liderada por Patricio Araujo, Carlos Vela, Giovani dos Santos y Héctor Moreno , venció a Brasil en la final y encendió una ilusión nacional: el futuro del futbol mexicano parecía asegurado. Seis años más tarde, en 2011, el país volvió a tocar el cielo. En casa, ante Uruguay y con Antonio “Pollo” Briseño como capitán, la selección mexicana repitió la hazaña. Dos títulos mundiales, una cantera poderosa y una promesa latente. Pero la historia tomó otro rumbo.

Catorce años después de aquella segunda coronación, las cifras son lapidarias: muy pocos jugadores de esas generaciones lograron consolidarse en primera división o tener carreras destacadas. Muchos se quedaron en el camino, víctimas de un sistem

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