El día de las elecciones, el entonces jefe de Gabinete tenía la certeza de que no iba a continuar en el Gobierno. Guillermo Francos se preparó ese domingo para llevar adelante su última tarea, en medio de las especulaciones que ya señalaban a Manuel Adorni como su sucesor.

El funcionario se dirigió temprano al centro de cómputos montado en la sede del Correo Argentino, ubicada en el barrio porteño de Barracas, pero no estaba vestido con traje, sino con ropa de casa, ya que no pensaba cumplir ningún acto protocolar.

Su idea era estar en ese lugar hasta que hubiera datos consolidados y posteriormente dirigirse al búnker de La Libertad Avanza, en el Hotel Libertador, donde se esperaba que hubiera una reunión de la cúpula nacional para definir el futuro de la administración.

Estuvo acom

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