La gestión del temporal que descargó fuertes lluvias sobre Sevilla el pasado 29 de octubre ha abierto un debate que trasciende lo meteorológico. La ciudad registró en torno a 100 litros por metro cuadrado en menos de quince horas, un volumen que provocó más de 400 incidencias e importantes daños en viviendas, comercios y vías públicas. Pero la discusión posterior se ha centrado menos en cómo se afrontó la situación que en si el aviso meteorológico fue el adecuado.
Un día después de las lluvias torrenciales que anegaron las principales arterias de la ciudad, el alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, reconoció que «no hay ciudad en España que soporte esa cantidad de agua en este tiempo» y acusó a la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) de haber «infravalorado» la situación al no activar e

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