Ciertamente, algunos votantes del Partido Popular habrán podido encajar la dimisión del presidente de la Generalitat valenciana, Carlos Mazón, como el triunfo del tacticismo político, cainita y cínico, del PSOE y, también, acusarán en lo vivo la realidad de ese doble rasero de la izquierda por el que los responsables en última instancia de la riada trágica, como Ximo Puig o Teresa Ribera, que rechazaron por razones de oportunidad ideológica unos proyectos hidráulicos ya presupuestados que hubieran reducido la magnitud de la catástrofe, han sido «premiados» con relevantes cargos públicos, pero en su fuero interno deberían reconocer que la dimisión de quien estaba al frente de la Administración autonómica y era, por lo tanto, el máximo responsable de la seguridad y el bienestar de sus gobern

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