Carlos Mazón tomó la decisión de dimitir motu proprio , adelantándose incluso a los planes que tenía trazados Alberto Núñez Feijóo . El líder nacional del PP quería haber esperado al menos hasta este viernes 7 de noviembre, fecha en la que ambos dirigentes habían agendado un encuentro privado en el que le iba a comunicar que no podría repetir como candidato. Sin embargo, el president de la Generalitat se le adelantó. Roto y abatido tras el funeral de la DANA, ya había tomado la decisión de marcharse cuanto antes.
Núñez Feijóo no pidió a Carlos Mazón que dimitiera. La decisión partió del propio president valenciano, quien le trasladó el jueves siguiente al funeral de las víctimas de la DANA que quería marcharse. «La semana que viene será un via crucis para mí y ya no me quedan fuerzas. Quiero irme ya», expresó Mazón, con la vista puesta en la declaración de este lunes de Maribel Vilaplana ante la juez.
El detonante final llegó tras el homenaje a las víctimas organizado por el Gobierno central el miércoles 29 de octubre, que se convirtió en una encerrona para el dirigente popular. Un día después de escuchar los gritos de «asesino», «cobarde» y «rata», Mazón se había roto. Era el final de un proceso de desgaste que había vinculado su permanencia en el cargo a la gestión de la reconstrucción, pero que terminó quebrándose antes de lo que el propio Feijóo había previsto.
Fuentes del partido han señalado que ya entonces el líder popular en la región expresó a Feijóo que no podía más con la presión. Era ya el nivel de hostigamiento al que tanto él como su familia se habían visto sometidos, aseguran que le comunicó en esa conversación, que el president de la Generalitat Valenciana no tenía fuerzas para más.
Mazón ha puesto en la balanza todo el sufrimiento padecido durante estos meses por culpa de los ataques despiadados de la izquierda. El president habría confesado a su entorno más cercano que la campaña de linchamiento orquestada desde el Gobierno del PSOE, con el funeral de Estado como punto álgido de la humillación pública, le ha pasado factura personal y familiar.
Según estas mismas fuentes, el dirigente popular lamenta que hayan conseguido su objetivo: desgastarle hasta el límite, convertir su nombre en sinónimo de culpable cuando sólo ha intentado gestionar una catástrofe sin precedentes. El precio político y personal de resistir se había vuelto insostenible pese al apoyo incondicional de su partido.
En su discurso de despedida, Mazón ha apelado a la «mayoría parlamentaria viva, vigente y en marcha» para que elija un nuevo presidente que complete la reconstrucción de Valencia tras la DANA que costó la vida a 229 personas el 29 de octubre de 2024. «Sólo quiero pedirles una última reflexión: espero que, cuando baje un poco el ruido, la sociedad pueda distinguir entre un hombre que se ha equivocado y una mala persona», ha señalado visiblemente emocionado. Era el testamento político de un hombre derrotado y sin fuerzas.

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