((Si yo me voy, me voy matando, echándole una guerra al tiempo Morir matando – Tremenda Jauría))

Yo era de esos a los que el profesor tenía manía, no se crean. Buen estudiante, mal alumno, una tormenta perfecta para que cualquiera de los profesores que tuvieron entre sus manos la responsabilidad de darme forma llegara a sentir cierta inquina por mi figura. Ojalá me perdonen. Por eso entiendo la puesta en escena del todavía presidente valenciano Mazón, ahora en funciones, que se empeña en ser otra víctima más del empedrado, el que le hizo tropezar en la más larga de sus sobremesas, ese que el barro arrastró en su tierra hace mas de un año y del que se resguardó en un restaurante sin saber que se resguardaba.

Dimitir o que te dimitan es una eterna cuestión en las salidas abruptas en pol

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