El arresto de Julio César Mancera Dozal, apodado "Tortuga", ha sacudido la lucha contra el narcotráfico en México. Este miembro del Cártel de Sinaloa fue detenido en Hermosillo, Sonora, tras ser identificado como una prioridad máxima por las autoridades. Junto a él, también fueron procesados Ernesto Enrique Cazares Ramos y Jorge Luis Manjarrez Rodríguez, acusados de delitos contra la salud y portación de armas de fuego.

Mancera había mantenido un perfil bajo dentro de la organización, pero su reciente implicación en amenazas a agentes de las fuerzas del orden de Estados Unidos llevó al gobierno mexicano a intensificar su búsqueda. Formaba parte de una facción del cártel liderada por Ismael "El Mayo" Zambada y era sobrino de Guadalupe "Lupe" Tapia, uno de los tenientes de Zambada.

A pesar de sus conexiones, Mancera había logrado evitar la atención de las autoridades, mientras otros narcotraficantes de mayor rango eran perseguidos. Sin embargo, la situación cambió drásticamente cuando se conocieron las amenazas de Mancera contra agentes estadounidenses, lo que le valió el estatus de amenaza prioritaria, reservado generalmente para los líderes de los cárteles.

La detención se produjo tras una persecución en la vía pública, sin que se registraran heridos. Durante la operación, las autoridades incautaron dos armas cortas, 17 cartuchos, dos cargadores, 1.415 tabletas de fentanilo y 50,2 gramos de clorhidrato de cocaína. El Ministerio Público de la Federación ha presentado pruebas para que un juez de distrito decrete la vinculación a proceso, la prisión preventiva y un plazo de dos meses para la investigación complementaria.

Las relaciones entre México y Estados Unidos en materia de seguridad han mostrado que el gobierno mexicano reacciona con firmeza ante amenazas a sus fuerzas del orden. Históricamente, tras el asesinato del agente de la DEA Enrique "Kiki" Camarena en 1985, México ha desplegado recursos para evitar represalias estadounidenses, lo que llevó al desmantelamiento del Cártel de Guadalajara. Asimismo, el asesinato en 2011 del agente especial de HSI Jaime Zapata a manos de Los Zetas resultó en el encarcelamiento de numerosos integrantes de ese cártel.

Las organizaciones criminales son conscientes de que cualquier acción que atraiga la atención de los gobiernos de México y Estados Unidos puede poner en riesgo su supervivencia. Por ello, existe una regla no escrita entre los narcotraficantes: evitar operaciones directas contra autoridades estadounidenses. En el caso de Mancera, su decisión de amenazar a agentes norteamericanos, aparentemente sin consultar a sus superiores, ha roto esta norma tácita. Los líderes del cártel probablemente le habrían ordenado mantener un perfil bajo para no comprometer la operatividad de la organización.