Los etarras habían vigilado al guardia civil que estaba destinado en la Comandancia de Vizcaya. S abían, perfectamente, que el agente sólo utilizaba su vehículo particular para desplazamientos con su familia, su esposa y sus hijos mellizos, Fabio y Alexander, de dos años.

Era tal maldad de Juan Carlos Iglesias Chouzas, “Gadafi”, y Francisco Javier Martínez Izaguirre, “Xavi de Usánsolo”, que conocedores de esta circunstancia, colocaron la bomba trampa debajo del asiento del copiloto y no del conductor, si realmente pretendían asesinar al agente, que también. Al hacer explosión, el artefacto mataría a la esposa o a uno de los hijos, o a todos, pero qué importaba, ya estaban los precedentes de los cuarteles de la Benemérita de Zaragoza y Vic.

Los dos etarras se trasladaron hasta las inmed

See Full Page