El juicio al fiscal general del Estado se ha convertido en un episodio muy significativo, para entender los códigos que condicionan en España la política y la justicia. Política y justicia, valga la redundancia. Nada de lo que ocurre en la sala de vistas del Tribunal Supremo, es ajeno a la guerra política que sobrevuela este juicio: la que mantienen Pedro Sánchez e Isabel Díaz Ayuso. Y es una guerra en la que nadie hace prisioneros.

Ahora corresponderá a los magistrados del Supremo decidir quién gana esta batalla concreta, dentro de esa guerra: la batalla que se inició con la filtración de un documento privado del novio de Ayuso, y que ha terminado con el fiscal general acusado de revelación de secretos. Como personajes secundarios, estos días declaran ante los jueces varios testigo

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