Hay firmas que no necesitan presentaciones porque su lenguaje forma parte del imaginario colectivo, una de ellas es Kartell, que no solo ha moldeado el diseño moderno, lo ha hecho vibrar en plástico a todo color. Desde su fundación en 1949, esta emblemática casa italiana ha demostrado que el diseño industrial puede —y debe— ser bello, accesible, innovador y profundamente humano. Hoy, en Noviglio, a las afueras de Milán, descubrimos que la historia de Kartell no es solo la de una empresa, sino la de una familia y de una revolución cultural.

Recorrer el museo Kartell, fundado en 1999 y galardonado con el premio Guggenheim Impresa & Cultura, es entrar en un archivo vivo del siglo XX y XXI. Más de mil piezas revelan cómo el diseño puede anticipar los cambios sociales, económicos y estéticos d

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