Se cumplen 40 años de la toma del Palacio de Justicia, uno de los episodios más determinantes y dolorosos del conflicto armado colombiano. Durante dos días de noviembre de 1985, el país asistió, atónito, a un enfrentamiento sin precedentes entre la guerrilla del M-19 y la fuerza pública en pleno corazón de Bogotá. Las imágenes del histórico edificio envuelto en llamas, los magistrados atrapados entre el fuego cruzado y la incertidumbre de las familias que seguían la tragedia desde las calles y los televisores, marcaron para siempre la memoria nacional.

El saldo fue devastador, decenas de muertos, múltiples desaparecidos y una profunda fractura institucional cuyas consecuencias aún se analizan. Incluso cuatro décadas después, lo ocurrido sigue siendo objeto de controversia. Persisten los

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