“Uno se acostumbra”.

Esa fue la pragmática respuesta del papa León XIV cuando el rey Carlos III de Inglaterra le preguntó por la multitud de cámaras de televisión que documentaban su histórica visita al Vaticano el mes pasado.

Carlos no es ajeno a los fotógrafos, por lo que León no le estaba contando nada que él no supiera ya. Pero el despreocupado comentario del pontífice pareció confirmar lo que los observadores del Vaticano han notado recientemente: se ha acostumbrado a ser papa y está encontrando su lugar seis meses después de asumir el cargo.

Tras su sorprendente elección en mayo y su rápido aprendizaje durante el verano, las prioridades de León están comenzando a tomar forma, especialmente en lo que coincide con su predecesor, el papa Francisco, y en lo que se diferencia.

En vísp

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