La construcción de la paz es un proceso lento y arduo. El alto el fuego es imprescindible y los acuerdos políticos son necesarios. Pero la superación de los resentimientos y la recuperación de la confianza es una tarea artesanal, dicho en términos del papa Francisco. Y el conflicto en Medio Oriente constituye, en ese sentido, un gran desafío.

En esa dirección medio centenar de jóvenes universitarios israelíes y palestinos mantuvieron esta semana un encuentro en Roma y el Vaticano convocados por la organización católica Scholas Ocurrentes para intercambiar sentimientos, experiencias e ideas, viendo los hechos en perspectiva, y así crecer en la convivencia.

“En Roma sentí que podía ser yo misma. No tuve que fingir opiniones ni esconder lo que pienso”, dijo, Shadan Khatib, una joven árabe

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