Mientras el PP valenciano y nacional intentan dar normalidad al proceso de sucesión de Carlos Mazón al frente de la Generalitat sin acabar en elecciones autonómicas, la realidad acaba arrumbando estos deseos con cada comunicado público de Vox. Tal y como avanzó este jueves en exclusiva elDiario.es , este viernes, en València, se han reunido el equipo negociador de la formación ultra, liderado por Ignacio Garriga y Montserrat Lluís, con representantes del PP valenciano, que no había avisado a Génova del encuentro. Tras horas negando la mayor desde el partido que aún dirige Carlos Mazón, y con Juanfran Pérez Llorca asegurando que la reunión era un “bulo”, finalmente la formación de Santiago Abascal ha vuelto a dejar en evidencia a los populares y ha confirmado el cónclave y la situación de la negociación.

Vox ha explicado en una nota a los medios de comunicación que la reunión de este viernes ha sido una “primera toma de contacto” en la que “se ha podido constatar buena voluntad de negociación”. La formación de Santiago Abascal, que ha centralizado las decisiones para el futuro de la Comunitat Valenciana, ha trasladado “la necesidad de que el PP decida quién va a ser su nuevo candidato a la Generalitat Valenciana para, una vez designado, poder explorar con él su disposición a acordar políticas que permitan continuar con la reconstrucción de la Comunitat Valenciana y su defensa frente a las políticas destructivas de Pedro Sánchez”. Es una forma algo más extensa de concretar lo que apuntó Abascal tras la dimisión de Mazón y han ido marcando los dirigentes autonómicos: que se aclaren en el PP. De hecho, el encuentro de hoy era desconocido por Génova, donde va creciendo la indignación, y el propio Alberto Núñez Feijóo ha tenido que decir a media mañana que “probablemente” se iba a producir la reunión.

Los populares valencianos llevan toda la jornada desmintiendo que se haya dado encuentro alguno con la dirección nacional de la ultraderecha, que ha sido mucho más directa y clara en la negociación. Vox comunicó el pasado miércoles quiénes serán sus negociadores con el PP, mientras que en el equipo de Carlos Mazón guardan un silencio absoluto. Sin embargo, el propio presidente de los conservadores, Alberto Núñez Feijóo, ha apuntado que este viernes habría negociaciones. Los de Abascal también han deslizado que no se fían de lo que pueda pactar el PP valenciano, que puede ser desautorizado por la dirección nacional, con la que no hay buena sintonía.

Los contactos entre el PP valenciano y Vox se están dando con total hermetismo. En parte, se debe a la brecha entre la dirección valenciana, que pilota el ya dimitido presidente de la Generalitat, y la dirección nacional de Génova, que desconocía el encuentro hasta leerlo en la prensa. El secretario general del PPCV, Juanfran Pérez Llorca, lleva una semana sin apariciones públicas en València, donde también es portavoz en las Corts Valencianes, y apenas ha lanzado tres mensajes en redes desde Finestrat (Alicante), el municipio del que es alcalde. La mano derecha de Mazón y el propio presidente en funciones maniobran al margen de la dirección nacional, aunque en Génova afirman que las negociaciones serán seguidas de cerca por la dirección nacional.

La formación ultra lleva días apuntando que no les importa tanto el nombre como el programa político que sean capaces de pactar, con especial énfasis en el rechazo a las políticas contra el cambio climático, la inmigración irregular y las cuestiones relativas a la lengua. Con todo, Vox ya tiene en marcha su maquinaria electoral: este viernes ha desvelado el nuevo equipo de Vicente Barrera, presidente provincial en València, que podrá diseñar las listas para unos futuros comicios. “Estamos preparados para lo que venga”, ha afirmado el exvicepresidente de la Generalitat Valenciana, que ya negoció con Mazón y Pérez Llorca la primera investidura. En esta ocasión, dice, se mantiene al margen.

El PP tiene hasta el 19 de noviembre para seducir a Vox con una propuesta de gobierno o se verá abocado a unas elecciones en la Comunitat Valenciana, con los ultras subiendo en las encuestas como la espuma. El argumentario popular reza que, si no hay acuerdo, será culpa de los ultras, a quienes acusarán entonces de desestabilizar y propiciar que gobierne la izquierda. Los de Abascal, en cambio, necesitan un incentivo para seguir sosteniendo a un PP en horas bajas, al que podrían dar un buen bocado en unos comicios autonómicos.

El PP tiene hasta el 19 de noviembre para seducir a Vox con una propuesta de gobierno o se verá abocado a unas elecciones en la Comunitat Valenciana, con los ultras subiendo en las encuestas como la espuma. El argumentario popular reza que, si no hay acuerdo, será culpa de los ultras, a quienes acusarán entonces de desestabilizar y propiciar que gobierne la izquierda. Los de Abascal, en cambio, necesitan un incentivo para seguir sosteniendo a un PP en horas bajas, al que podrían dar un buen bocado en unos comicios autonómicos.