Lo último que Mohamed al Halaq, de 9 años, hizo el pasado 16 de octubre antes de que una bala perforase su abdomen fue jugar al fútbol con sus amigos: un disparo de un soldado israelí acabó con su vida, al igual que con las de más de 200 niños y niñas que han sido asesinados por fuego israelí en Cisjordania, desde el 7 de octubre de 2023.

Alia, la madre del pequeño y de otros cuatro hijos menores de 15 años, no logra contener el llanto mientras conversa con EFE sentada en el sofá de la humilde vivienda familiar; localizada en la remota aldea de Rihiya, en el sur de Hebrón.

Su hija Sila, de 6 años, le seca las lágrimas con un pañuelo, cuando se ve forzada a detener su relato. También es Sila quien le pregunta si Mohamed no puede bajar del cielo para acompañarla, como hacía cada día, hasta

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