El próximo 12 de diciembre se cumplirá el décimo aniversario del Acuerdo de París , llamado así porque fue aprobado en el marco de la COP21, la cumbre del clima que acogió la capital francesa en el año 2015. Dicho tratado, firmado por 194 países, supone un histórico punto de inflexión en la lucha contra el cambio climático.
Por primera vez, la comunidad internacional acordaba en este documento su objetivo de mantener el incremento de la temperatura media del planeta por debajo de los 2ºC respecto a los niveles preindustriales, así como hacer los esfuerzos suficientes para no rebasar los 1,5 grados con el fin de evitar las peores consecuencias del calentamiento global.
Una década después de aquel acuerdo histórico, los datos muestran que el crecimiento de las emisiones globales se está ralentizando. Así lo afirma un reciente estudio de la ECIU (Unidad de Inteligencia sobre Energía y Clima, según sus siglas en inglés), ONG británica que promueve el debate informado sobre energía y cambio climático, y en cuyo consejo asesor figuran científicos, expertos en política energética, economistas y parlamentarios.
Una quinta parte
Según el citado análisis, las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero han crecido a un ritmo anual de tan sólo un 0,32% de media desde 2015, frente al 1,7% de promedio entre 2005 y 2014. « Menos de una quinta parte del ritmo observado entre 2005 y 2014», destacan desde la ECIU.
A pesar del repunte de emisiones que se produjo tras la pandemia, y de un complejo panorama internacional marcado por las tensiones geopolíticas y las trayectorias nacionales divergentes, la tendencia general desde París apunta a esta misma desaceleración en el crecimiento de emisiones.
Grandes emisores
La evolución de los cuatro grandes emisores también muestra los mismos rasgos: un progreso desigual pero tendente hacia un crecimiento más lento de las emisiones y a descensos cada más rápidos.
La Unión Europea (UE) es la que muestra un mayor compromiso, con una bajada de las emisiones de dióxido de carbono a un ritmo anual del 2,20% entre 2005 y 2014, y del 2,60% entre 2015 y 2023, lo que supone descenso acumulado en la última década cercano al 19%.
En el caso de Estados Unidos también se observan reducciones tanto en la década anterior (-1,10% de media anual) como en la posterior al Acuerdo de París (-0,90%), hasta llegar al 7% de disminución de carbono en los últimos diez años.

China y la India
En el caso de China y la India , los dos grandes emisores no occidentales, todavía se aprecia un incremento de las emisiones de carbono, si bien es cierto que a una velocidad claramente decreciente.
China ha pasado de un aumento superior al 5% anual, antes de París, a estar ligeramente por encima del 2%, tras la firma del histórico acuerdo, mientras que en el caso de la India, la desaceleración es desde el 6,8% hasta el 3,2%. Sin embargo, el crecimiento acumulado en esta última década sigue siendo muy elevado tanto si hablamos de China (18%) como la India (20,3%).
Energías renovables
La otra gran consecuencia del Acuerdo de París ha sido el crecimiento acelerado de las energías renovables. Según el informe Global Electricity Review 2025 del grupo de expertos de Ember , la electricidad con bajas emisiones de carbono superó el 40% de la generación de electricidad a nivel mundial en 2024, impulsada por un crecimiento récord de las energías renovables , especialmente la electricidad solar.
«La generación de electricidad solar se ha duplicado en los últimos tres años , alcanzando más de 2000 TWh (teravatios hora). La electricidad solar fue la mayor fuente de generación de electricidad nueva a nivel mundial por tercer año consecutivo (+474 TWh) y la fuente de electricidad de más rápido crecimiento (+29%) por vigésimo año consecutivo», detalla Ember.
Este auge se ha traducido en una desaceleración del uso de carbón y un estancamiento del gas. Así lo deja claro otro informe de Ember que señala que la generación eléctrica mundial proveniente de fuentes renovables ha superado a la del carbón en el primer semestre de 2025 , marcando un punto de inflexión histórico en la transición energética global.
Umbral de 1,5 grados
Los avances en mitigación y transición energética, a pesar de ser esperanzadores, no son todavía suficientes, sobre todo de cara a conseguir que el incremento de las emisiones se mantenga por debajo de los 1,5 grados centígrados respecto a los niveles preindustriales, meta que según el consenso científico sirve para evitar que aumente el riesgo de sufrir eventos meteorológicos extremos.
De hecho, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), existe un 70% de probabilidad de que el promedio de la temperatura global entre 2025 y 2029 supere los 1,5 °C durante todo el quinquenio , y un 86% de que al menos uno de esos años rebase dicho umbral.
Hay que tener en cuenta que, aunque el Acuerdo de París define ese límite para un período largo de tiempo de, al menos, dos décadas, la OMM alerta de que cada año que el planeta permanece por encima de dicho nivel implica un estrechamiento del margen de maniobra para estabilizar el clima global.
Mirando a Belém
A las puertas del décimo aniversario del Acuerdo de París, el balance es dual: la transición energética avanza y las emisiones crecen mucho más despacio. Pero siguen siendo progresos insuficientes. Cuestión que sin duda volverá a estar sobre la mesa en la COP30 de Belém (Brasil).
La nueva cumbre del clima se desarrollará entre el 10 y el 21 de noviembre en la capital del estado brasileño de Pará, en plena Amazonía, donde los países volverán a negociar nuevas medidas contra el cambio climático. Diez años después del Acuerdo de París, podría ser el momento para otro acuerdo que suponga un nuevo punto de inflexión en esta emergencia climática.

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