A pesar de numerosas reconstrucciones a las que ha sido sometido, el puente de Besalú, en la provincia de Girona , sigue siendo el baluarte de esta pequeña localidad de Catalunya. Y es que se trata de uno de los puentes más hermosos e impresionantes de toda la geografía catalana, un puente románico que atraviesa el río Fluviá, catalogado como Bien de Interés Cultural y que es, sin duda, la imagen más emblemática de la localidad. A pesar de su estilo románico, esta edificación fortificada también contiene elementos góticos.
El puente de Besalú es, según coinciden muchos expertos, uno de los más antiguos de Catalunya . Sus primeras menciones documentales datan del año 1075 , y fue referenciado nuevamente en escritos de 1284. A pesar de esta larga trayectoria, es probable que su estructura original difiera considerablemente de la actual. De hecho, hay quienes sugieren que el trazado original pudo haber sido muy diferente, basándose en restos de un pilar con sillares similares encontrados aguas arriba del río. De ahí que el puente actual sea el resultado de un vasto número de restauraciones, reformas y reconstrucciones llevadas a cabo a lo largo de los siglos.
Esta obra de ingeniería se caracteriza por su forma angular. Mide 105 metros de largo y 30 metros de alto . El diseño fundamental se ha mantenido a lo largo de su historia, basándose en arcos sobre pilares construidos directamente sobre roca. Aunque históricamente se ha descrito con siete arcos desiguales, la estructura actual está compuesta por ocho arcos desiguales agrupados en dos tramos angulados. Además, un dato curioso que no se aprecia fácilmente es el ensanchamiento de la calzada que se produce dos veces, concretamente entre los arcos cuarto y quinto y entre los arcos sexto y séptimo, respectivamente.
El puente viejo era una edificación fortificada. El portal de acceso, también fortificado, se encuentra sobrepuesto al primer pilar, cerca de la muralla. La característica más llamativa de su diseño es la torre fortificada de planta hexagonal , erigida sobre el quinto pilar. Esta torre presenta aspilleras y un arco apuntado, por un lado, y dos arcos de medio punto superpuestos por el otro. En la Edad Media, tanto las torres como el portal cumplían funciones defensivas y se utilizaban para cobrar peaje a quienes accedían a la ciudad.

La historia del puente está marcada por la destrucción y la necesidad constante de las mencionadas reparaciones. Las inundaciones recurrentes del río Fluviá causaron daños significativos, obligando a menudo a utilizar piedras del lecho del río. En un cambio notable ocurrido en 1880, las torres y el portal del puente fueron demolidos para facilitar el paso de maquinaria destinada a la industria local. El daño más reciente y grave ocurrió en 1939, durante la Guerra Civil, cuando la voladura de dos arcos dejó la estructura en muy mal estado. Los daños provocados por el ataque de 1939 tardaron en ser abordados. No fue hasta las décadas de los años 50 y 60 del siglo XX que el puente fue finalmente intervenido y reconstruido por última vez.
La restauración del puente medieval, que fue arruinado por la voladura, fue llevada a cabo por el arquitecto Francisco Pons-Sorolla Arnau. A pesar de las numerosas modificaciones a lo largo de su vida, la esencia de su diseño, con sus arcos desiguales sobre pilares rocosos, siempre se ha mantenido. En la actualidad, el puente funciona como la principal vía de acceso al casco antiguo. Para garantizar su preservación y la tranquilidad del municipio, el paso de vehículos privados está restringido mediante señalización. Justo después de cruzar el puente y girar a la izquierda, los visitantes pueden encontrar vestigios de una antigua sinagoga y, debajo de ella, los Baños Miqvé , baños judíos del siglo XII desenterrados a mediados del siglo XX.
El otro puente
Aunque la atención de cualquier viajero agradecido se centre en el icónico puente, la zona de Besalú cuenta con otra notable estructura que ayudó a resolver las carencias de comunicación en el siglo XIX. Debido a las necesidades de comunicación transversal, se desarrolló un plan de carreteras que condujo a la construcción de otro puentel el “puente moderno”. Este puente de hormigón, diseñado por el ingeniero Federico Moreno, fue inaugurado en 1926 y se encuentra a unos 200 metros aguas abajo del puente medieval. Curiosamente, la plataforma de esta moderna estructura ofrece uno de los mejores puntos para obtener fotografías del puente “viejo”.
Una vez cruzado el puente, el casco histórico de Besalú cautiva con su magnificencia, especialmente la Plaza Mayor. Otros puntos destacados incluyen el Monasterio de Sant Pere (fundado en 977) y la Iglesia de Sant Vicenç, otra joya del románico catalán. Para finalizar la visita, un paseo por el río Fluviá es una experiencia inolvidable, ofreciendo vistas únicas donde su puente y las casas del casco antiguo se tiñen de tonos dorados al amanecer y al atardecer, sobre todo en épocas como el otoño, cuando los colores de los bosques de toda la provincia se convierten en todo un regalo para quien se acerque a descubrirlos.

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