En materia de tráfico el señor alcalde de Palma tiene aún varias tareas pendientes, aunque una de ellas, afortunadamente, parece que ya está en vías de solución, es decir, el desmierde de los patinetes. La Policía Local, previo encargo, ya que lo que se llama diligencia no parece haber mucha, ha puesto en marcha la persecución a vehículos -un híbrido entre moto, patinete y bicicleta, aunque eso sí, corre que se las pela- que andaban completamente despendolados y suponían un auténtico peligro. Y parece ser que está logrando éxitos, aunque todavía no pueda darse la cuestión por resuelta.
Porque habrá que conseguir también la supresión del carril bici de Blanquerna para acabar definitivamente con el abuso que el tráfico de patinetes supone. Pero bien está si se acaba resolviendo un asunto que resultaba sumamente conflictivo y sobre el cual la ciudadanía había manifestado ya su hartazgo.
RUIDOS ATRONADORES. Otra de las cuestiones que tiene soliviantada a la ciudadanía, toda ella, es el ruido atronador que van dispensando determinadas motocicletas que, a la vez, andan por las calles a velocidades inadecuadas. Cruzarse de día con estas motos supone a menudo llevarse un gran susto, pero, más aún, supone, de noche o durante la madrugada, turbar el sueño e impedir dormir.
En toda la ciudad es probable que no haya más de un centenar de motos que causen estas molestias, pero es urgente y necesario acabar con ellas, es decir, impedir que circulen con este ruido y a estas velocidades. Aquí tiene una tarea urgente la Policía Local; haría bien el alcalde en ordenar que se ponga coto a este asunto. Y si el alcalde no hiciera caso, cosa que no cabe esperar, acudir a la Divina Providencia.
A LOCO. De las cuestiones circulatorias, existe un tercer asunto no exclusivo de la ciudad, ya que ocurre en todas las carreteras de la isla, que es la velocidad a la que circulan las llamadas furgonetas , ésas que o bien atienden repartos o bien realizan reparaciones con el cobro de desplazamientos. Por Palma andan, más bien corren o circulan, a velocidades de vértigo y ésta es otra cuestión a la que debería prestar un poco más de atención quien corresponda. Porque suponen un auténtico peligro para el resto de los vehículos.
LOS BUSES A TODA PASTILLA. Ya se ha dicho alguna vez, pero ante la falta de medidas adecuadas, es necesario repetirlo. Los autobuses de la EMT andan a velocidades superiores a la que debería circular cualquier autobús en el interior de la ciudad , primero por prudencia y luego para la seguridad del pasaje que lleva en su interior. Un ejemplo, en las Avenidas de Palma, circuito por el que pasan la mayoría de las líneas, que debería verse limitada la velocidad a 30 -recuerden, Palma 30- andan en muchos casos a velocidades de 60 por hora. Y esto resulta absolutamente inadmisible. Es a la EMT, en primer lugar, a quien corresponde poner freno a correr tanto, pero si no ha sido así, y no lo parece puesto que siguen haciendo lo mismo, debería ser el Ayuntamiento quien, al pertenecer la EMT, pusiera freno a esta cuestión.
Otro día habrá que referirse con detenimiento a lo que significa Palma 30, pero por hoy resulta suficiente la tarea señalada.

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