El Festival Internacional de Cine de Gijón/Xixón (FICX) afronta del 14 al 22 de noviembre su edición número 63 con un marcado acento en el cine español. El veterano certamen de cine independiente llega en un buen momento, consolidado como un referente del cine de autor y la innovación cinematográfica. El festival busca destacar la calidad y diversidad de las nuevas voces del cine español, incluyendo directores consagrados y talentos emergentes con propuestas arriesgadas. “El cine auténticamente independiente”, promueve en esta edición en la que se combinarán nombres consagrados con jóvenes propuestas, en especial de un cine asturiano que crece cada año.
Alejandro Díaz Castaño es director del Festival Internacional de Cine de Gijón/Xixón desde el año 2017. Charla con elDiario.es Asturias sobre la nueva edición, el momento audiovisual y de consumo que vive el mundo y cómo el cine puede explicarlo, aun con enormes desafíos. Con casi doscientos títulos en exhibición el FICX muestra músculo en esta edición, con estrenos mundiales como 'Emergency Exit' o 'A la cara' y reconocimiento a figuras como Massiel, Vicky Peña o Naomi Kawase. Un festival que busca sorprender a un público amplio e igualmente exigente.
¿Cuál es la necesidad de existencia de festivales como Festival Internacional de Cine de Gijón/Xixón en un mundo de un consumo tan inmediato como tenemos ahora de todo tipo de productos culturales?
Los festivales ahora mismo me parecen muy necesarios, en primer lugar para ordenar y filtrar todo el audiovisual del presente, porque no existe una ninguna fuente a la que consultar cuántas películas se hacen al año, que diría que son más que nunca, por lo menos por la cantidad que nos llega a nosotros de películas para consideración. Obviamente con el digital cada vez se produce más, es más fácil, y además con otras herramientas que se van desarrollando es más fácil tener una película que pueda parecer que cuesta mucho más de lo que ha costado, basándose un poco en los parámetros clásicos. Creo que es importantísimo que los festivales ayuden a ordenar todo ese magma audiovisual en que vivimos.
Luego también creo que los festivales funcionan para continuar con la idea que defendemos que no es lo mismo ver la película en la soledad de la casa que verla en un local público, con otras personas, con esa sinergia, porque las emociones se disparan y se modifican cuando estás con otras personas. Y luego está esa idea de vivir el festival, de comentar las películas, de poder tener oportunidad de ver a los directores y a las directoras después, de poder tener un encuentro con ellos por la noche tomando una cerveza y poder incluso hablar con ellos. Creo que es algo que no se ofrece normalmente en el cine comercial, cuando uno va a disfrutar de cine durante el año, y que los festivales aportamos y me llama mucho la atención como todos los años se llenan las salas cada vez más. Esas salas, algunas de ellas muy grandes que surgieron en la época cuando iba muchísima gente a los estrenos de cine, tenemos salas de cines para 400 personas y que se llenaban cuando se estrenaban con 'El Señor de los Anillos' y que ahora es mucho más complicado llenar. Sin embargo, durante el festival se llenan. Eso quiere decir que si presentas el cine de una determinada manera, en un determinado contexto puedes conseguir llenarlas.
¿Esto es un poco que el ser humano sigue teniendo una necesidad de sociabilización en el consumo de la cultura?
Sí, es un poco lo que por lo menos nosotros preconizamos desde el festival, esa idea de juntarnos, de reunirnos en un lugar para un disfrute de la cultura comunal, en común, en comunidad. Crear comunidad es algo que cada vez nos obsesiona más, aunque empieza a estar un poco manido, pero creo que es importantísimo crear espacios en los cuales podamos disfrutar en comunidad y compartir ideas, y no estar cada uno estancado en su en su idea, que es una cosa que también nos parece que cada vez existe menos, que es el debate. Parece que cada uno suelta su opinión y está todo como más desconectado. No hay esos debates cinéfilos tan apasionantes que teníamos en la juventud. Yo vengo de la crítica cinematográfica y recuerdo debates increíbles que teníamos en grupos de noticias que eran cadenas de emails. Ahora se han sustituido muchas veces por mensajes muy cortos en los que es mucho más complicado llegaral tipo de análisis a los que se llegaba antes. Intentamos que el festival siga ayudando un poco a crear esos espacios para que se produzca un análisis un poco más detallado, no tan rápido, no tan fugaz, no tan de consumo rápido y aunque sí que es verdad que, obviamente, si vas a ver todas las películas del festival, pues puedes no tener tanto tiempo para pensarlo.
Al final es cierto que un festival sin público no tiene ninguna razón de ser, sino hay una aportación al debate público que quizás en los últimos años ha quedado arrinconado...
Estoy de acuerdo, de hecho hay festivales que tienen muy buena programación y, sin embargo, tienen muy poco público. Quizá es porque a lo mejor no se ha cuidado lo suficiente esos equilibrios que se tienen que tener en la programación. Tenemos películas más exigentes, pero tenemos películas también que pueden llegar a un público más amplio. Es importante que la gente pueda encontrar esa variedad porque cuando todo lo que programas van en una línea y esa línea es muy exigente, digamos de línea dura, se puede hacer por un lado repetitivo y por otro lado causar un rechazo en el espectador. El FICX tiene una dimensión en cuanto a público bastante alta, porque son unas 50.000 entradas vendidas, superior a la de festivales que se celebran en ciudades más grandes, y existe esa tradición de que el público vaya a las salas.
A nosotros también nos gusta sorprender, que no sea siempre lo esperado, por eso es importante también que programemos cosas que se salen de lo de lo que la gente puede esperar de nosotros. Este año por ejemplo en la sección 'Generación Mutante', se pueden ver películas que podrían estar perfectamente en el Festival de Sitges, aunque sí que es verdad que tienen un toque siempre autoral. Tampoco ponemos el cine de género puro y duro, intentamos que sean siempre películas que le dan una vuelta a los géneros.

Entrando en la edición de este año del FICX, ¿Qué destacarías de la selección de este año? Un año en que además se estrenan secciones a concurso...
Por un lado está el cambio de la sección FICX Premiere, que pasa de ser no competitiva a ser competitiva entre la sección oficial que además está llena de grandes nombres del cine internacional que van a estar en España su película en Gijón caso de Rita Azevedo, Ben Rivers, Denis Côté, Eugène Green, gente que ha estado compitiendo en la Sección Oficial de Berlín y que estrena su película en España en la sección FICX Premiére
Además ' La Noche del Corto Español ' que también pasa a ser competitiva, y además con diez cortometrajes dirigidos por mujeres, algo muy interesante que nos dimos cuenta después de terminar la selección. De hecho este año también tenemos más mujeres que hombres en la programación del festival, también porque los tres focos que hemos elegido hacer son de tres directoras. Obviamente lo hacemos un poco de forma deliberada, pero luego en la selección es todo bastante orgánico. Nos cuesta encontrar directoras que tengan más de tres películas, porque no hay tantas, pero sí que entre la gente que está empezando vemos muchas directoras con propuestas muy interesantes y tenemos que hacernos eco de ello.
Otra cosa que me parece importante este año es que el cine asturiano sigue estando en las secciones competitivas internacionales, que era algo que no pasaba antes. Cuando yo llegué en 2017 a la dirección del FICX nadie se acordaba de la última película asturiana que había estado compitiendo en la sección oficial y ahora tenemos todos los años algún corto o largo en la Sección Oficial. El nivel ha mejorado mucho y creo que el festival, modestamente, también ayuda con el hecho de que de que sepan que si trabajan de una determinada manera pueden estar en la Sección Oficial.
¿Cómo ayuda entonces el FICX a que el cine en Asturias crezca en producción y calidad?
Somos un pilar importante en el sentido que creo que estamos ayudando a que se mejore bastante la calidad y lo digo por mi anterior etapa en el festival, cuando empecé en el año 2010 en programación, ese año nos costó muchísimo poder armar la competición asturiana de cortos, no había material del que prácticamente tirar para hacer la sección. El jurado de ese año hizo un 'statement' diciendo que si no hay calidad suficiente es mejor no hacer la sección. Fue bastante duro, pero sí que es verdad que no lo encontrábamos. Había cosas que se quedaban fuera, eran muy muy amateurs y realmente no estaba como para programarse en un festival internacional.
Y ahora lo que nos pasa es que tenemos dos programas de competición, con mucho nivel y muy buena calidad, y un programa de muestra y se nos quedan fuera cosas que en 2010 habrían entrado. Los cortos de escuela que nos llegan cada vez son mejores y a ello también está ayudando los dos Labs audiovisuales, que surgen de la convocatoria del ICAA para laboratorios e incubadoras de proyectos con fondos Nex Generation UE, están ayudando muchísimo a que los proyectos que nos presentan tienen mucha más calidad, eso se ha mejorado muchísimo. Se está, digamos, profesionalizando y mejorando el sector.
¿Esto significa que el FICX se convierte también en plataforma de lanzamiento para autores locales?
Tenemos una figura que para mí es muy importante que es la de Ramón Lluis Bande, que lleva muchísimos años haciendo un cine que luego se ha visto también en otros en otros festivales y que ha sido premiado. Tenemos a gente como Marcos Medina que también ha tenido sus premios internacionales, que este año presenta 'Plaza Mayor' y hay unas figuras digamos que llevan mucho tiempo trabajando como Teresa Marcos, que también que también ha estado en festividades internacionales, o Diego Llorente, que es una figura más joven pero que ha competido la Sección Oficial de Rotterdam recientemente. Todas esas figuras van tirando del carro de otra gente nueva que va apareciendo, como la cineasta asturiana Alicia Moncholí que ganó la sección oficial internacional el año pasado con su corto. Siempre tenemos savia nueva que va enriqueciendo el panorama y ya no son solo tres o cuatro nombres, ahora estamos hablando de una veintena, treinta, treinta y cinco directores y directoras de aquí que están haciendo películas que perfectamente se pueden exhibir en cualquier otro festival de nuestro país.
¿Cómo afronta un festival como el de Gijón la digitalización de los contenidos? Muchos festivales tienen su parte en plataformas, ¿un camino a explorar o mantener el espíritu de las salas?
En mi primer año llegamos a un acuerdo con Filmin, que creo que es naturalmente la plataforma con la que llegar un acuerdo por el perfil que siempre ha tenido de cine de autor. Cuando llegó la pandemia nos sirvió para poder hacer una edición online, porque la pandemia tuvo su peor pico de hospitalizaciones y su momento más terrible en Asturias en las fechas del festival y pudimos hacerlo online. Mantuvimos durante un par de ediciones más alguna de las películas nuevas en Filmin, después de ponerse en sala siempre, pero esto ha sido cada vez más complicado por varias razones. Una, porque nosotros queremos que la gente vaya a las salas y priorizarlo y no queremos que la gente diga, no voy a ir al estreno en sala porque luego ya lo puedo ver desde casa. Y sobre todo también porque las propias películas en muchos casos no querían exhibirlas en una plataforma, dado que consideraban que eso después iba a perjudicar su posterior circulación comercial, y esto empezó a ser cada vez más problemático. Entonces decidimos usar títulos que ya tienen una distribución comercial, que ya han sido estrenados y que ya tienen un tiempo, con lo cual son películas que han pasado por el festival, que estaban seleccionadas por el festival, pero que no son estrenos y es una oferta interesante. La seleccionamos para que quien no esté ni siquiera en Asturias pueda disfrutar también del cine de autor.
De la pandemia hemos pasado a un momento a nivel mundial, digamos, tensionado. El cine siempre ha sido un termómetro de cada momento, ¿Hay ahora una estética o una temática especial que los nuevos directores estén afrontando al hilo del punto de la historia que nos ha tocado vivir?
Sí, quizás no hay tantas películas que lo estén abordando directamente, porque no es fácil tampoco de analizar y de saber cómo abordarlo, porque es una geopolítica muy compleja la que tenemos ahora. Pero sí que hay algunas que se van haciendo eco de ello, no aunque sea directamente. Lo que sí observamos, por lo menos en nuestro caso, en el cine que nos gusta y en los cineastas, es una idea de ir hacia un cine más narrativo. Antes había cineastas que iban mucho más hacia un cine, digamos, menos narrativo, mucho más despojado de lo que es una trama convencional e incluso de un diseño de personajes convencional. Ahora les vemos haciendo cosas más cercanas a lo que pueda ser una película narrativa más clásica. Me refiero a gente como Albert Serra, por ejemplo. Ahora de repente tenemos una tramas y unos referentes de género. Esto está pasando cada vez más y luego, por otro lado, a nosotros nos interesa cada vez más un cine que sea un cine más que de la deconstrucción, de la reconstrucción. Nos interesa un cine que va más hacia la reconstrucción de las personas, de todo lo que pueda unirnos. Lo digo también por las miradas más frías o cínicas que hacen un retrato más atomista, una especie de alienación, de frialdad. Queremos ir más hacia un cine que muestre esa idea de recuperar la fe en la humanidad, que ya no se resigna.

¿Un cine más comprometido? Que exponga una situación y además de herramientas para llegar a conclusiones...
Sí, pero no me refiero tampoco que tengan que ser películas con finales felices. Me refiero a películas que luego puedan ser útiles en la realidad, no más que simplemente recrearse en algo que parece que no tiene solución. Estamos en un momento en el que la resignación es peligrosa. No sé si estamos en un punto de no retorno en cuanto a la geopolítica, al desaliento, a muchas cosas, pero creo que es importante que no nos resignemos. Porque, si no, todo ese futuro catastrófico que hemos venido anticipando en nuestras ficciones (esa autoprofecía extraña que nos conducimos hacia un sitio que no es el ideal, sobre todo para las generaciones que vienen) es importante que se pueda retardar lo más posible.
La novedad lo va engullendo todo y los festivales de cine tenemos que intentar hacer un poco de pedagogía
El cine como elemento de expresión y de reflejo de la sociedad suele ser objeto de ataque de los movimientos autoritarios, ¿Crees que le va a pasar al cine actual?
Es difícil saber si va a pasar... de momento, por lo menos de momento no parece, porque sí que existen muchas plataformas que se expresan con bastante libertad. Lo que sí pasa es que es difícil para esas plataformas encontrar una difusión, es un poco el problema, no le acaban de llegar al espectador muchas de las cosas más interesantes que se hacen. Y para eso también estamos los festivales. Por eso me resulta difícil de predecir, no tengo una respuesta para esto. Espero que no, que no se vuelva a ir a ese autoritarismo. Es verdad que antes el cine era algo más elitista y tener acceso a poder hacer una película era algo muy complejo y existía una distribución muy férrea y había un cine que no había forma de ver y teníamos que andar rebuscándolo. Ahora tenemos mucha más oferta, el problema es que queda enterrada precisamente en la sobreoferta. Y hay cosas que siguen sin estar. Esto lo decía Godard en el año 94 en una entrevista, que vas a poder ver pedirte una pizza y ver cualquier película en tu casa y es realmente lo que pasa. Pero claro, seguramente si quieres ver una película de Griffith, no hay muchas veces Griffith, o solo hay algo, la novedad lo va engullendo todo y los festivales tenemos que intentar hacer un poco de pedagogía ahí.
Pa finalizar algunas recomendaciones que no hay que perderse de esta 63 edición del Festival Internacional de Cine de Gijón/Xixón.
Las secciones me resulta difícil porque en todas hemos puesto mucho mimo, pero sí que diría que hay varios momentos que me parecen súper especiales. Uno es, dentro de esa apuesta que por el cine español, en la sección Albar, el estreno de 'Emergency Exit', la película de Lluís Miñarro , porque además cuenta con la última interpretación de Marisa Paredes en la gran pantalla. Además tenemos la presencia de un montón de personalidades en el festival como la cineasta Naomi Kawase, que es también una persona a la que le vamos a dedicar otorgar un premio en la inauguración que vamos a vivir en el Teatro Jovellanos.
Luego, hay otro estreno mundial muy importante que es 'A la cara', la película de Javier Marco, que perfectamente podría haber estado en secciones oficiales de San Sebastián o en el Festival de Málaga, pero es una apuesta que han hecho por Gijón, porque les parece que es una película que va en esa línea y lo agradecemos muchísimo.
El encuentro que vamos a tener con Lisandro Alonso y la película 'La Libertad' en el Teatro Jovellanos, que va a estar acompañado de Albert Serra y de Roger Coza, me parece que puede ser un diálogo increíble. Son de esos momentos que realmente creo que no hay que perderse.
Y tengo mucha curiosidad por el estreno de la película 'Plaza Mayor' (Marcos M. Merino, 2025) que es una película rodada íntegramente en la Plaza Mayor de Gijón durante bastante tiempo, durante bastantes meses, para hacer un retrato poliédrico de la ciudad. Tengo mucha curiosidad de ver cómo va a reaccionar el público, porque vemos una película muy abierta, que creo que tiene unas reflexiones muy interesantes sobre los usos del espacio público en el pasado y en el presente y posiblemente en el futuro, sin renunciar a elementos poéticos y tratando de capturar un poco el espíritu de la ciudad actualmente.
Vivimos en un país muy centralizado en grandes lugares culturalmente, ¿Cómo es construir y desarrollar festivales así desde la periferia?
Gijón ahora mismo ofrece un atractivo bastante grande, está un poco de moda dentro de España como destino turístico y creo que el festival está muy arraigado de la ciudad, eso es una cosa que también le da mucha fortaleza. Tenemos la fortaleza de la empresa municipal que lo respalda, de tener personal trabajando todo el año, que me parece importantísimo. Podemos hacer actividades durante el año para reforzar la implantación del festival. Obviamente, lo que más nos cuesta es poder atraer a veces a la prensa por el tema logístico de tener que venir hasta Gijón. Estamos un poco más lejos que otros sitios y aunque las conexiones de tren desde Madrid han mejorado, desde Barcelona son muchísimas horas y son bastante imposible, y hacen que a veces sea difícil que la gente se desplace, y aún así se consigue porque mucha gente quiere acercarse igualmente.
Gijón es un lugar muy interesante para hacerlo. No veo que sea una desventaja y creo que incluso puede ser una ventaja cada vez más el poder hacer cosas que no sean siempre en los mismos sitios. Creo que puede tener un aspecto refrescante.

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