El famoso puente medieval de Torquemada , en la provincia de Palencia , se alza como una de las obras civiles más grandes de su época y un hito arquitectónico en la comunidad de Castilla y León . Esta formidable estructura, que comunica la villa de Torquemada con la margen izquierda del río Pisuerga, forma parte de la historia viva de la localidad, siendo un testigo mudo de los grandes acontecimientos por los que ha pasado este municipio del Pisuerga. Con sus 352 metros de largo es, sin duda, uno de los puentes más largos de toda Castilla y León .
La apariencia de este coloso se debe a sus veinticinco ojos o arcos , una cifra que le otorga la imagen característica de los grandes puentes castellanos. Aunque algunas fuentes sugieren un origen romano , lo cierto es que, tras las múltiples vicisitudes que ha soportado a lo largo del tiempo, poco o nada queda de su traza original. Este puente, en pleno Camino Real de Burgos y muy cercano a los de Cordovilla la Real, Quintana del Puente y Palenzuela, conforma un conjunto pontonero de gran interés para quienes se sientan atraídos por este tipo de grandes obras civiles de época histórica.
Puentes de madera
La construcción de la mejor fábrica original del puente se llevó a cabo entre los años 1583 y 1586. Los maestros canteros responsables de esta etapa crucial fueron Diego Gómez de Sisniega y su hijo García de Sisniega . Para esta obra, el arquitecto Juan de Nates, conocido por ser el autor del puente mayor de Valladolid, salió como fiador. Es importante señalar que, a finales del siglo XVI, el magnífico puente sufrió un hundimiento, siendo reconstruido en ese mismo periodo (1583-1586). También hay expertos en la materia que aseguran que, con anterioridad a la construcción del siglo XVI, ya existieron uno o dos puentes que, en gran parte, serían de madera. La relevancia histórica del paso de Torquemada se confirma con el registro de que, en 1506, el cortejo fúnebre que acompañaba los restos mortales del recién fallecido rey Felipe I “El hermoso” cruzó por aquí. Asimismo, la reina Juana I se alojó en casas cercanas a la puerta que salía al puente, para poco después dar a luz a la infanta Catalina en la misma localidad. Carlos V también cruzó el puente durante sus visitas a Torquemada , incluida de su último viaje con destino a Yuste para su retiro
Gran parte de lo que hoy se admira del imponente puente son obras de rehabilitación y mejora efectuadas durante los siglos XVII y XVIII. Estas intervenciones incluyeron la ampliación de sus primitivos veintidós ojos a veinticinco . Dicha ampliación a veinticinco arcos fue realizada específicamente en 1746 por Antonio de los Cuetos. Sin embargo, el trabajo de Cuetos no debió ser óptimo, pues en 1778, el cántabro y maestro de cantería Juan Antonio de Vierna Camino tuvo que rehacer lo ejecutado, bajo la dirección de Antonio del Otero y Antonio del Carredano, y con una serie de añadidos del comisario Marcos de Vierna.

Aparte de su importancia viaria, el puente fue escenario de uno de los momentos más épicos de la historia local durante la invasión napoleónica . En la noche del 6 de junio de 1808, los vecinos de Torquemada se enfrentaron al general francés Lasalle, quien intentaba llegar a Valladolid al frente de cuatro batallones de infantería y caballería. Los habitantes cortaron el puente con barricadas y se hicieron fuertes en la iglesia de Santa Eulalia para oponerse al ejército invasor. Pese a la buena disposición de los torquemadinos, el potente ejército francés consiguió atravesar el puente. La represalia ejercida por los invasores fue desmedida: mataron a cuantos encontraron, saquearon e incendiaron la población, incluyendo varios edificios como la iglesia.
La guerra continuó afectando a la estructura; seis años después, en 1814, cuando los ejércitos franceses se retiraban derrotados de España, volvieron a cruzar el puente de Torquemada y luego lo dañaron deliberadamente para evitar ser perseguidos y acosados por las guerrillas. La imponente construcción adquirió gran importancia durante el siglo XV como paso obligado en la ruta que conectaba Burgos con Palencia y Valladolid . Hoy en día, su entorno ha sido desarrollado para el disfrute público: en sus alrededores se encuentra un área recreativa (Parque Isabelino) , un lugar ideal para disfrutar de los agradables entornos naturales generados por el cuérnago del molino y la vegetación de ribera.
Además, desde sus pretiles se obtienen vistas espectaculares del río, del molino cercano (un buen ejemplar de cinco piedras, raro en poblaciones pequeñas del siglo XVII) y de la iglesia de Santa Eulalia. A pesar de haber sido destruido y reconstruido varias veces a lo largo de su historia, este puente sigue siendo una obra civil indispensable de la localidad. Los datos reflejan su importancia constante, desde el cobro de portazgo a mediados del siglo XIX hasta su papel como pieza clave del patrimonio cultural en el circuito turístico. El puente de Torquemada se mantiene en pie, comunicando no solo los dos márgenes del río, sino también el pasado y el presente de esta histórica villa castellana .

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