Una explosión devastadora sacudió el centro histórico de Nueva Delhi la mañana del lunes, dejando al menos 10 muertos y más de 20 heridos, según la policía local. El estallido ocurrió cerca del icónico Fuerte Rojo, uno de los monumentos más emblemáticos de la India, lo que provocó un amplio despliegue de seguridad y la intervención inmediata del gobierno.
El incidente se produjo cuando un vehículo estacionado a pocos metros del acceso norte del complejo estalló repentinamente, generando una columna de humo visible desde varios puntos de la ciudad. Equipos de emergencia y unidades antiexplosivos llegaron rápidamente al lugar, mientras las autoridades acordonaron la zona para garantizar la seguridad.
Fuentes del Ministerio del Interior han indicado que el caso se está tratando como un posible atentado, aunque no se descarta la hipótesis de un accidente. La Agencia Nacional de Investigación (NIA) ha asumido la investigación antiterrorista y ya maneja una línea que vincula el ataque con grupos armados de Cachemira. Un oficial de alto rango, citado por la prensa local, sugirió que la organización Jaish-e-Muhammad, activa en el norte del país, podría estar detrás de la explosión. "Las características del artefacto y el tipo de detonación apuntan a un modus operandi empleado por células entrenadas fuera de la capital", declaró un funcionario policial bajo condición de anonimato.
Los agentes especializados están revisando imágenes de cámaras de seguridad en los alrededores del Fuerte Rojo y en distritos cercanos como Faridabad, desde donde, según la policía, pudo haberse trasladado el vehículo utilizado en el ataque. Se esperan resultados preliminares del análisis forense en las próximas horas, mientras la capital se mantiene bajo alerta de seguridad nacional.
El primer ministro Narendra Modi ha expresado sus condolencias a las familias de las víctimas y ha asegurado que el Estado "llevará a los responsables ante la justicia sin demora". Desde su residencia oficial, Modi calificó el hecho como "un acto cobarde contra la paz y la estabilidad del país" y afirmó que la ley antiterrorista será aplicada con todo su rigor.
El ministro de Defensa, Rajnath Singh, visitó el lugar del suceso y ordenó reforzar los controles en las principales ciudades del país. "No descansaremos hasta garantizar que quienes perpetraron esta atrocidad sean detenidos", declaró a la prensa. Además, Amit Shah, ministro del Interior, anunció la creación de un comité especial para coordinar la respuesta policial y revisar los protocolos de vigilancia en zonas turísticas y religiosas.
Las autoridades locales han instado a la población a mantener la calma y colaborar con la investigación. Los hospitales de Delhi han informado que la mayoría de los heridos presentan quemaduras graves y heridas por metralla. El gobierno ha confirmado que cubrirá los gastos médicos de las víctimas y que las familias de los fallecidos recibirán compensaciones económicas.

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