Dani Vidal, entrenador del Real Avilés Industrial , lo tiene claro. No va a ser él quien frene el estado de euforia y felicidad en el que vive dos meses instalada la afición blanquiazul. Bastantes penurias se han pasado durante décadas como para ahora amarrar los sentimientos cuando se despierta admiración en el fútbol español, ese mismo que muchas veces se mofaba de episodios vergonzosos en la historia reciente del club.
El técnico catalán quiere más bien aprovechar esa ola de optimismo para motivar aún más a sus jugadores y que todo lo que se consiga ahora sirva para no pasar más agobios de la cuenta si llega una mala racha. Según Vidal, la afición, a disfrutar, y los profesionales, «a trabajar». Y con esa premisa el entrenamiento de esta semana va a ser tan corto como ilusionante.
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