Recuperar las raíces no es cuestión de tiempo. Para los habitantes de Armero, que lo perdieron todo hace cuatro décadas, tampoco ha sido posible recuperar al menos una vida digna y completa por la falta de garantías que el Estado prometió, pero no cumplió. Sin embargo, aún en medio de una tragedia continua, las comunidades se siguen sintiendo armeritas. Su tierra, aunque desapareció, no se borró de sus memorias, resistió al olvido institucional y se arraigó. Siguen hablando en presente de un lugar que ya no existe, pero sienten propio.

“Yo...

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