Mientras Belém se prepara para albergar la COP30, el grafiti rojo y las amenazas susurradas trazan el alcance del Comando Vermelho a través de los bosques del norte de Brasil. Desde los pueblos ribereños hasta las reservas indígenas, el crimen organizado ahora da forma a la vida cotidiana en la Amazonía.

Una firma roja en el borde de la selva tropical

La primera señal es el color. En los barrios de bajos ingresos de Belém, la capital de Pará y el futuro escenario de la cumbre climática de la ONU, las paredes y los postes de luz muestran una y otra vez las mismas dos letras— CV , rociadas en rojo. Marcan territorio, advirtiendo a los forasteros y tranquilizando a los locales que están al mando.

A solo cinco kilómetros del Parque da Cidade, donde pronto presidentes y primeros ministro

See Full Page