La revelación hecha por el presidente José Jerí sobre la existencia de una base de datos que contiene diez años de llamadas telefónicas realizadas desde los penales del país debe ser considerada uno de los hallazgos más graves y perturbadores de los últimos años en materia de seguridad nacional. No se trata simplemente de un archivo técnico o de un repositorio olvidado dentro de una oficina estatal. Es, en esencia, la confirmación de que el Estado peruano tuvo durante una década una herramienta invaluable para combatir la criminalidad, pero la dejó abandonada, sin uso, sin análisis y sin consecuencias para quienes la ignoraron.

Si realmente existió este registro minucioso de comunicaciones efectuadas por internos incluyendo cabecillas de organizaciones criminales, extorsionadores, sicario

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