Sí, ya sabemos que ahora todo es festejo de Boca. Que el triunfo 2-0 en el superclásico del último domingo en La Bombonera dejó la mesa servida para la celebración de los Xeneizes hasta el próximo enfrentamiento. El gol y la habilidad del Changuito Zeballos, el baile del segundo tiempo, la locura tras el partido, las gastadas de los días posteriores, las dudas del rival, la chance de que se quede afuera de copas y definiciones, todo-todo-todo teñido de azul y oro.
En medio de ese frenesí Xeneize, River necesitaba meter una reacción. Para demostrar que está vivo y para darles un mensaje a sus hinchas que están enfurecidos y buscando culpables: con el entrenador Marcelo Gallardo intocable y la dirigencia difícil de criticar por haber asumido la semana pasada, los dardos caen todos en los ju

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