Nacidos entre 1996 y 2012, antecedidos por los millennials y sucedidos por los alfa, la generación Z recibió el injusto mote de “cristal”. Los catalogaron como hipersensibles, quejumbrosos al extremo, dispuestos a descalificar cada aspecto del mundo que no se adecuara a su sentido o idea de la realidad.

Se cree que estos nativos digitales se rompen con facilidad, que en su seguridad de tener la razón y de estar del lado correcto de la historia no soportan críticas ni cuestionamientos a sus posturas políticas, culturales o religiosas.

La verdad es que esta generación, también conocida como los centennials, ha demostrado ser fuerte y no conformarse con solo criticar al sistema. Convierten su activismo en acción política y en emprendimiento social. De firmes convicciones y valientes, no son

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