Para el Gobierno, ya están los votos. El poroteo semanal fruto de las múltiples reuniones que mantuvo el flamante, y sin oficina firme, ministro del Interior Diego Santilli parecería confirmar que la cantidad de manos levantadas en las Cámaras de Diputados y el Senado alcanzaría el número necesario para que la reforma laboral sea una realidad. Y, lo más importante, quizá antes de que termine el 2025: en extraordinarias y junto con el Presupuesto, el “Régimen Penal Tributario y Procedimiento Tributario”, también denominado por el Ejecutivo como “inocencia fiscal” o, más familiarmente, blanqueo de los dólares en el colchón. Pero, se sabe, después del 26 de octubre el Gobierno va por todo, tratando de aprovechar la buena estrella política actual. Y, siguiendo la vieja máxima de las ciencias s

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