Durante años, las cortinas de plástico en la ducha han sido el elemento que todos teníamos en el baño . Son baratas, fáciles de colocar y, cuando vemos que tienen manchas de humedad o moho, basta con cambiarlas por otra. En muchas casas han formado parte del paisaje, igual que el botiquín del espejo o el típico estante metálico para los geles. Pero poco a poco hemos ido cambiando el concepto sobre cómo que sea el baño. Ahora 1ueremos que sea funcional, sí, pero también cómodo, bonito y más acorde con la estética actual.

De este modo, ya muchos dicen adiós a las cortinas de ducha de toda la vida, apostando en su lugar, por  soluciones modernas, con líneas limpias y una presencia visual mucho más agradable . La búsqueda de luz, amplitud y orden ha cambiado por completo la manera en la que entendemos este espacio de la casa. Y en esa transformación, las cortinas ya no tienen mucho que decir. La alternativa que gana fuerza ( y que ya se ha convertido en la favorita en España)  son las mamparas de vidrio y acrílico. No sólo aportan una estética más cuidada, sino que generan una sensación de amplitud que antes era impensable. La diferencia se nota nada más entrar: donde antes había una lámina opaca, húmeda y poco práctica, ahora encontramos superficies que dejan pasar la luz , amplían el baño y lo hacen mucho más agradable en el día a día.

La alternativa a las cortinas de ducha de siempre

El cambio no es únicamente visual. También se nota en la experiencia diaria. Las mamparas eliminan esa sensación incómoda de humedad , los tirones al cerrar la cortina y la típica duda de si se ha quedado bien colocada para que no salga agua. En su lugar, encontramos una estructura firme, estable y pensada para durar. Las versiones de vidrio templado (ya sean transparentes, esmeriladas o con un acabado ahumado) han pasado de ser un accesorio de lujo a convertirse en una declaración de estilo dentro del baño.

Si el vidrio no es opción por presupuesto o por el peso que puede soportar la estructura del baño, las mamparas de acrílico de nueva generación han evolucionado hasta ofrecer un acabado mucho más pulido y moderno. Son ligeras, resistentes y aportan una estética muy superior a la de la clásica cortina colgante. Y para baños pequeños o reformas rápidas, suelen ser la solución perfecta.

Por qué tantos hogares están diciendo adiós a las cortinas

Las razones son más prácticas que estéticas, aunque ambas van de la mano. La primera es la higiene. Las cortinas de duchan siempre han tenido el mismo problema: acumulan humedad, moho y restos de jabón con facilidad. Requieren un mantenimiento constante y, aun así, rara vez se mantienen impecables. En cambio, una mampara se limpia en segundos y permanece como nueva durante mucho más tiempo.

La segunda razón es la durabilidad. Una mampara bien instalada puede durar años sin perder transparencia ni funcionalidad. Mientras las cortinas necesitan renovarse cada poco tiempo, las mamparas suponen una inversión estable, pensada para acompañarte durante años sin generar gastos extra.

Y la tercera, inevitablemente, es el diseño . Las mamparas actuales no solo son prácticas; también son bonitas. Las hay con perfiles en negro mate de estilo industrial, con líneas curvas para baños minimalistas o incluso sin perfiles, casi invisibles, para quienes buscan un diseño limpio y ligero. La variedad es enorme, y casi cualquier estilo decorativo encuentra su opción ideal.

 

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Vidrio o acrílico ¿cuál elegir?

Ambos materiales tienen ventajas claras. El vidrio templado ofrece una sensación más sólida , elegante y resistente a los arañazos. Ideal para quienes quieren un baño con un punto más premium. El acrílico, por su parte, es más económico, ligero y fácil de instalar. Además, en baños pequeños suele funcionar mejor porque no añade demasiado peso ni requiere una obra compleja.

No hay una opción universalmente mejor: depende del espacio, del presupuesto y de las preferencias estéticas. Pero en cualquier caso, la diferencia frente a la cortina tradicional es abismal.

La tendencia no es puntual. En España, las mamparas han dejado de ser un capricho para convertirse en un elemento casi imprescindible . El baño ha pasado de ser una estancia secundaria a ser un espacio que cuidamos tanto como la cocina o el salón. Y en esa evolución, era normal que acabaríamos por decir adiós a las cortinas de ducha.

Así, renovar el baño no implica grandes obras: basta con sustituir la cortina por una mampara para transformar por completo la estética . Más luz, más amplitud, más orden y una sensación de limpieza que ninguna cortina puede igualar, por lo que si estás pensando en renovar tu baño, puede que este sea el momento de decir adiós a ese trozo de plástico que tantas décadas nos acompañó y apostar por una solución que combina diseño, funcionalidad y un acabado mucho más actual.