Aunque habitualmente vemos al elegante flamenco como un ave originalmente de color rosa, la realidad es distinta: no nace con ese tono, sino que lo adquiere gradualmente gracias a su alimentación y al entorno. Tal afirmación se sustenta en investigaciones científicas que estudian el origen y la funcionalidad de su coloración. Por ejemplo, un estudio señala que“los adultos de las seis especies de flamenco tienen plumajes rosados. Los flamencos adquieren los pigmentos carotenoides que tiñen su plumaje a partir de su dieta”.

Desde que eclosionan, los flamencos lucen un plumaje de tonos grisáceos o blancos. Según la enciclopedia Encyclopaedia Britannica , “los flamencos nacen de un gris apagado. … el color rosa brillante … proviene del beta-caroteno … no es un rasgo hereditario”. Así pues, el rosa no es un rasgo genético directo, sino el resultado de un proceso bioquímico mediado por la ingesta de pigmentos.

El secreto está en lo que comen

El mecanismo es relativamente sencillo: en su hábitat de aguas salobres o lagunas, los flamencos se alimentan de algas, pequeños crustáceos y otros organismos ricos en pigmentos carotenoides (betacaroteno, cantaxantina, astaxantina). Esos pigmentos no los fabrican ellos mismos, sino que los obtienen del alimento y, mediante su metabolismo, los depositan en plumas, piel y otras zonas externas. 

Una investigación de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) realizó un análisis detallado del fenómeno en diferentes especies de flamencos y concluyó que los flamencos adquieren los pigmentos carotenoides … de su dieta, y también son capaces de metabolizar esos pigmentos en otros.“ Dicho estudio también exploró cómo la intensidad del color funciona como señal de calidad nutricional y parental:”La función principal de la coloración en los adultos es señalar su capacidad parental, para ser elegidos como pareja.“ 

Existen variaciones en el tono rosa entre poblaciones y especies. Dependen del tipo y cantidad de carotenoides presentes en el alimento, así como del hábitat que ocupan. Las aves con dietas más ricas en estos pigmentos muestran colores más intensos; aquellas con menor acceso lucen un rosa más pálido o incluso tienden al blanco. 

También cabe destacar que los flamencos no sólo obtienen los pigmentos, sino que incluso se comportan como si “se maquillaran”. En la estación de Doñana se observó que ciertas especies usan secreciones de la glándula uropígea pigmentadas con carotenoides para realzar su coloración durante el cortejo. Esto refuerza la idea de que su plumaje rosa es una combinación de dieta, metabolismo y comportamiento social.

La cuestión que se plantea «¿Sabías que los flamencos no son naturalmente de color rosa?» encuentra, por tanto, una respuesta afirmativa: el rosa es un “color conseguido ”, no heredado de forma directa al nacer. Esto tiene implicaciones interesantes para la divulgación ambiental: el color del flamenco se convierte en un indicador de la salud del individuo y del ecosistema en el que vive, ya que depende de la disponibilidad de organismos ricos en carotenoides.

En definitiva, la próxima vez que veas un flamenco de tono rosado sobresalir entre las aguas claras, piensa que ese color no es un mero capricho de la naturaleza, sino el fruto de lo que come, de dónde vive y hasta de cómo se presenta ante sus compañeros. El rosa es un indicador, una bandera nutricional que ondea sobre patas largas y cuello curvado.