María (nombre ficticio), de 73 años, aún reconoce a su familia y se acuerda de cosas de su pasado, pero lo habitual es que se olvide de conversaciones, lugares y nombres. El Alzheimer ha cambiado su vida y la de toda su familia, que ahora organiza los días alrededor de sus necesidades y su ritmo. Y esto no es una historia aislada porque en Salamanca, más de 9.500 personas mayores sufren algún tipo de deterioro cognitivo, y casi 2.000 viven con formas graves de Alzheimer.

Además, la mayoría de los casos leves todavía no están diagnosticados. Se estima que hasta un 80% de las personas con deterioro cognitivo inicial no ha recibido un reconocimiento médico, lo que significa que muchas familias aún desconocen que están enfrentando los primeros pasos de la enfermedad y no tienen acceso a unos

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