La labor de la oposición nunca es fácil. Menos, en un momento de bonanza económica, en el que los proyectos prometidos por quien ejerce el poder pueden ser ejecutados, entrando en una espiral de anuncios, obras y cortes de cinta que siempre resaltan más que una promesa. Ese contexto es, precisamente, el que le lleva tocando vivir al grupo municipal del PSOE en el Ayuntamiento de Zaragoza . Una labor opositora ya de por sí difícil y a la que se suman las constantes polémicas por la crisis interna entre las distintas sensibilidades del partido , que han ido variando a lo largo de la legislatura y que se ve representada, día sí otro a lo mejor, en las caras, los gestos y los movimientos que afectan al equipo de diez concejales que lidera Lola Ranera .

El último, el cese de Horacio R

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